Algo de consideracion, por favor

Algo de consideracion, por favor

“Después de varios otros incidentes no muy agradables que no describiré, mi “amigo/cliente” aparece en mi casa armado de un gabinete que alguna vez fue computador y una radiante tarjeta madre nueva. Todo parecía normal, un trabajo más, excepto porque por los incidentes anteriores ya algo me venía diciendo que fuera con cuidado, incluso hice el comentario a Lexaleth sobre mi inquietud.

Me acerqué y saludé con desconfianza, el venía acompañado de una muchacha, mal por el y por los eventos que sucederían a ese saludo:

– Entonces, ¿Qué tenemos acá?
– Bueno esta es la tarjeta madre nueva, es que esa se quemó y quiero cambiarla.
– Perfecto –Digo, empezando a desarmar el gabinete- sólo tomará algo de tiempo, un par de horas haciéndolo con cuidado.
– Bueno tengo tiempo.
Fue en ese momento, en el que se reclinó en la silla con confianza mirando con cara de galán a su bonita acompañante en el que, desafortunadamente para el, mi bendito instinto autoprotector y mi autoestima se dispararon para hacerme preguntar:
– Mira pero –colocando la tarjeta madre sobre la mesa y apoyándome al borde de ella- tu viniste preparado para eso, ¿verdad?
– ¿Cómo? ¿Me vas a cobrar por eso?
– Por supuesto mi amigo… Esto es una buena dosis de trabajo, mira desmontar todo esto, sacar la tarjeta madre, colocar la nueva, volver a montar todo, mapear cada pin (front panel, usb), quizás algún jumper (rear/front audio). Instalar el Sistema Operativo… ¿Qué piensas que tengo, una fundación?
– Pero es que tu no sabes cómo están las cosas en mi casa, chamo…

Me dio cierto sentimiento ver la cara de su acompañante, quien se dio vuelta con las manos en la cara tratando de disimular su risa. El resto de la conversación es muy larga y redundante pero el punto ya está. Vale que la situación en el mundo está difícil, pero yo no voy (quienes me sigan en Facebook/Twitter pueden dar constancia) por el mundo lamentándome de que las cosas en mi casa están difíciles. Y vaya que también tengo sueños (y aquí si haré un drama), tenemos par de negocios que nos gustaría hacer funcionar, soñamos con una construcción, un vehículo aunque sea biciclo… Y a menos que acepte donaciones, de pura caridad no voy a lograr todo eso.

Mi querido “amigo” desubicado: Cada obrero es digno de su salario, cuando subo a un taxi (y sabes por qué hago la alusión), siempre y cuando considere la tarifa justa (que también hay quienes abusan en eso pero, son raros esos casos por suerte), pago lo que se me pide, no lloro cuando el taxista me cobra Bs. 15 por llevarme de un extremo al otro del pueblo. Es SU trabajo y yo me ahorré una buena caminata gracias a el, que también tiene las cosas duras en SU casa.

Parte de la amistad, de la consideración, es saber apreciar el trabajo del resto, porque cada uno, desde el que barre la calle hasta el emprendedor que sueña con empresario, es necesario y valorable en esta sociedad. No digo que sea malo pedir un favor, o que yo nunca vaya a hacer uno, pero los favores son aquellos que se piden al principio tomando en cuenta la situación de aquel a quien lo pedimos. Con eso, decir “dame 10 panes salados” para luego decirle al panadero “¿y me vas a cobrar? ¡Si apenas son 10 panes!” es algo desconsiderado, egoísta… No es pedir un favor. Ni es ese un buen cliente o amigo.”

Como informático nos pasa bastante esto,  porque de verdad un favor es un favor pero cuando eso pasa a ser un abuso, cuando te mandan mas no piden para hacer algo, y muchas veces ni las gracias por esa segunda.

tomado de lexihel

Share this post

Comentario (1)

  • Lidia Responder

    hay hijo..cuantas palabras llenas de reflexión, de verdades, de sueños anhelos, y sobre to de mucha sinceridad, cada día te admiro mas, dios te bendiga

    28 octubre, 2010 en 12:30 am

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


¿Necesitas ayuda? habla con nosotros